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Sinopsis


El hombre es originario del planeta Kobol, hogar también de los dioses según la tradición religiosa politeísta mayoritaria. Cuando las condiciones de vida se tornaron insoportables (hace cuatro mil años), los humanos tuvieron que emigrar por el universo y establecerse en otro lugar. Se fundaron así las Doce Colonias de Kobol, aunque la misma tradición cuenta que hay Trece Colonias; pero la decimotercera (la Tierra) se considera un lugar mítico. En una de las Doce Colonias (Caprica) el hombre jugó a ser Dios y construyó unos robots con cierta conciencia humana: los cylon. Estos se rebelaron y, tras una larga guerra, ambas partes firmaron un armisticio. Medio siglo después, los primeros cylon (centuriones) evolucionan hasta producir nuevos diseños: naves espaciales de combate semiorgánicas y androides tan perfectos (e imperfectos) como el ser humano, prácticamente indistinguibles, excepto porque solo hay doce modelos y, de al menos siete de ellos, existen millares de copias, que también se utilizan para traspasar la conciencia de un cylon humanoide muerto a otro cuerpo idéntico. Tras cuarenta años de paz, los cylon atacan las Doce Colonias y aniquilan a casi todos los humanos con armas nucleares. Solo quedan con vida unos cincuenta mil, que huyen de los cylon en busca de otro planeta en el que asentarse y reproducirse para salvar a la raza humana de la extinción. Todos los supervivientes viajan en una flota de naves espaciales protegidas por una única estrella de combate: Galactica, comandada por William Adama. Sus armas y sus pilotos son lo único que los humanos tienen para protegerse de los feroces ataques de los cylon, que continúan la persecución hasta los confines del universo. Como si hombres y cylon estuvieran predestinados a cruzar sus caminos, cuando una serie de señales y profecías religiosas guía a los humanos hacia la Tierra, también los cylon (monoteístas radicales) creen estar cumpliendo los designios de Dios dirigiéndose al mismo lugar.